sábado, 25 de julio de 2009

La colonización de la Luna

Pequeños robots prepararán el sitio
para colonizar la Luna
Levantarán un muro para proteger las futuras instalaciones
del polvo levantado por los cohetes
Ingenieros de la NASA y de Astrobotic Technolgy han ideado pequeños robots destinados a preparar el sitio en la Luna para poder empezar a construir una base permanente en su superficie. Esos robots se encargarían de levantar unos muros que protegieran las instalaciones del polvo levantado por la actividad de los cohetes que irían y vendrían de la Tierra. Los cohetes hacen que se levante polvo lunar. Ese polvo no se deposita fácilmente en el suelo debido a la falta de gravedad de nuestro satélite. Como consecuencia, invadiría y haría peligrar la operatividad de las instalaciones. Dichas instalaciones deberán estar cerca de las zonas de aterrizaje y despegue para facilitar la logística, por lo que evitar la acción del polvo es clave.
Ingenieros y científicos siguen imaginando cómo se podría volver a la Luna, pero para colonizarla. Uno de los grandes problemas es cómo construir en su superficie las infraestructuras necesarias para que nos podamos quedar allí de manera definitiva. Unos pequeños robots podrían ser parte de la solución.
"La NASA se enfrenta al desafío en planificar la construcción de su puesto avanzado permanente en la Luna, cuya entrada en servicio se espera para 2020", declaró William Whittaker, profesor de Robótica en la Carnegie Mellon, en un comunicado. "Para una eficaz transferencia de las cargas, el lugar de alunizaje necesita estar cerca de las zonas de tripulación y de laboratorios previstos en ese puesto avanzado", agregó.

Según las investigaciones de la NASA, uno de los grandes retos del establecimiento del hombre en la Luna está en la actividad sobre su superficie de los cohetes encargados de trasladar materiales desde la Tierra. Cada uno de estos cohetes, cuando aterricen o despeguen, provocará turbulencias en el polvo lunar. Como no existe atmósfera que deposite de nuevo ese polvo en el suelo, un chorro de arena golpearía y llegaría a enterrar las instalaciones de la propia base lunar. Para solucionar este problema, los investigadores examinaron dos soluciones posibles.
La primera consistía en rodear con un muro el punto de llegada de los cohetes. Para aplicar esta posible solución, unos pequeños robots del tamaño de una cortacésped podrían trabajar durante menos de seis para construir la citada pared, de 50 metros de largo y 2,5 de alto. Estos trabajos conllevarían mover del orden de 1.180 toneladas de polvo lunar. Sobre el papel, este muro protegería nuestras instalaciones de la actividad derivada del funcionamiento de los cohetes. En otra de las simulaciones, otro robot equipado con una sola pala, que también hace las funciones de volquete, tardaría unos tres años en hacer el mismo trabajo. Estos robots deberían ser enviados de manera anticipada a las misiones tripuladas. Astrobotic Technology, que ha participado en este proyecto, ha propuesto que esa preparación del terreno sea llevada a cabo por empresas privadas.

En la segunda solución, los investigadores propusieron que pequeños robots podrían aprovechar el material rocoso presente en la superficie de la Luna para construir un puerto libre de polvo lunar. "Esta solución podría reducir la necesidad de levantar muros de protección, aunque para saber si esta es la mejor opción, primero deberían ser enviados robots para analizar los materiales de construcción disponibles y si éstos serían válidos para este objetivo", explicó. Esta no es la única investigación impulsada por la NASA para sortear todos los problemas con los que se tendrá que enfrentar para llegar a tener una base estable lunar. Otra investigación es la que se proponía construir las infraestructuras lunares con un hormigón hecho sin agua. La propuesta de los ingenieros de la Universidad de Alabama en Hunstville, Estados Unidos, era usar el polvo lunar y mezclarlo usando sulfuro purificado y sometido a calor, que también abunda en la Luna. Las pruebas llevadas a cabo demostraron que el resultado es un hormigón que consigue su máxima resistencia en apenas una hora, cuando el hormigón que usamos habitualmente tarda entre siete y veintiocho días en alcanzarla.

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