sábado, 8 de agosto de 2009

SE FUNDE EL HIELO ETERNO

Una masa de agua cálida atlántica
invade el Océano Glaciar Ártico
Provoca la fusión rápida del hielo y el desplazamiento de numerosas especies
Algunos científicos temen que el hielo que se funde en el Océano Ártico pueda verter una cantidad de agua dulce al Atlántico Norte suficiente como para interferir con las corrientes marinas. Parte de esta agua dulce procedería de la propia masa de hielo que se derrite, pero el principal contribuyente sería el aumento creciente de lluvia y nieve en la región. La capa de hielo que se contrae deja al descubierto una cantidad mayor de superficie oceánica, permitiendo que una mayor cantidad de humedad se evapore en la atmósfera y dé lugar a un mayor número de precipitaciones.
Debido a que el agua salada es más densa y pesada que la dulce, este "endulzamiento" del Atlántico Norte haría las capas superficiales más livianas o boyantes.
La circulación global oceánica entre aguas frías y profundas y aguas cálidas y superficiales influye enormemente en los climas regionales de todo el mundo. Imagen cortesía del Laboratorio Nacional de Argonne.
Determinar a partir de qué nivel de calentamiento pueden producirse cambios bruscos en el Ártico era uno de los objetivos fundamentales de esta expedición en la que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). A su vuelta, los investigadores han lanzado la primera estimación clara: el nivel de calentamiento ha de situarse entre los 3ºC y los 5ºC sobre los niveles de referencia de 1990 para que se produzcan cambios bruscos en el Ártico. El Ártico es la zona del planeta donde más rápido está aumentando la temperatura, con una tasa de calentamiento tres veces mayor que el resto de la Tierra: se espera un calentamiento en la zona de hasta 9ºC durante el siglo XXI. El investigador responsable del equipo y Premio Nacional de Investigación Carlos Duarte señala: “Las predicciones que hablaban de una rápida fusión del hielo se han visto sobrepasadas por las observaciones y durante los años 2007 y 2008 ha tenido lugar una pérdida brusca de hielo en el Océano Glaciar Ártico que ha supuesto la disminución de más o menos la mitad de la superficie de hielo que quedaba normalmente al final del verano”. “La espectacular aceleración de la pérdida de hielo en el Ártico en los últimos años sugiere que el cambio climático ha entrado en una nueva fase en esta región, con posibles consecuencias globales. Los modelos actuales sugieren que el Océano Glaciar Ártico podría quedar libre de hielo en verano en un par de décadas, o quizás antes”, añade Duarte.

La retracción del hielo del Ártico entre 1979 y 2003, con base en los datos recolectados por el Dispositivo de imágenes de sensores por microondas (Special Sensor Microwave Imager, SSMI) del Programa de Satélites Meteorológicos del Ministerio de Defensa (Defense Meteorological Satellite Program, DMSP) estadounidense.
La campaña, realizada a bordo del buque oceanográfico noruego Jan Mayen y recién finalizada, ha constituido la actividad inaugural del proyecto ATP, financiado por la Unión Europea y con la colaboración de la Fundación BBVA. El proyecto, en el que han participado investigadores noruegos, daneses, rusos, polacos, portugueses, franceses, británicos, suecos y españoles, también pretende determinar el alcance de la presión humana a partir de la proliferación de actividades económicas en el Ártico, como el turismo, la pesca, la explotación petrolífera o el transporte marítimo. El coordinador del proyecto ATP, Paul Wassman, de la Universidad de Tromsø, en Noruega, advierte: “Los cambios que estamos observando tendrán efectos sin precedentes en el ecosistema Ártico. Establecer dónde y cuándo se alcanzarán los valores umbrales que desencadenen cambios abruptos es una tarea urgente”. Los cambios abruptos se refieren a la existencia de umbrales de presión a partir de los cuales las perturbaciones menores pueden alterar de forma cualitativa el estado o desarrollo de un sistema. El proyecto ATP identificará los componentes del ecosistema Ártico que probablemente experimentarán cambios bruscos en respuesta al calentamiento climático. Los investigadores ya han detectado que la mortalidad de los organismos más característicos de la comunidad del Ártico aumenta rápidamente con la temperatura. El equipo internacional halló que el copépodo (pequeño crustáceo) Calanus glacialis, un nodo central de la cadena alimenticia del Ártico, había desparecido de áreas en las que antes era abundante.Por su lado, el investigador del CSIC Miquel Alcaraz apunta: “El desplazamiento hacia el norte de las aguas cálidas atlánticas ha desplazado a las especies del Ártico. La ausencia de Calanus glacialis es coherente con las predicciones de los modelos y señala un cambio importante en la cadena trófica del Ártico”.
Durante la campaña se transportaron más de 1.000 litros de agua del Ártico a las instalaciones del Centro Universitario de las Islas Svalbard, en Longyearbyen, Noruega, donde los investigadores del proyecto ATP llevaron a cabo experimentos para establecer el umbral de calentamiento a partir del cual se desencadenan cambios abruptos en la comunidad de plancton. La investigadora Susana Agustí revela los primeros resultados de estos trabajos: “La biomasa y la producción fotosintética del plancton colapsan al aumentar la temperatura; la tasa de respiración y, por tanto, de producción biológica de CO2 del plancton ártico aumentan rápidamente con el incremento de la temperatura”. El plancton del Ártico pasa de actuar, de este modo, como sumidero de CO2 a fuente de CO2 con el calentamiento. Estos resultados se completarán cuando las miles de muestras obtenidas por el equipo investigador sean analizadas después de dos años de trabajo de laboratorio y computación. Las campañas oceanográficas y experimentales en marcha se complementarán con el desarrollo de modelos oceanográficos, ecológicos, de pesquerías y económicos para determinar los riesgos asociados y las oportunidades para actividades económicas dependientes del ecosistema marino del sector europeo del Ártico. El proyecto ATP pretende también informar a los agentes políticos de la posibilidad de cambios abruptos en el Ártico y sus implicaciones regionales y globales. “Las regiones polares del planeta ya no son la última frontera, sino que son las trincheras de la lucha contra el cambio climático”, concluye Duarte.