Nullius in verba
(“no creer en las palabras de nadie”)
Esta frase es la que convirtió a Leonardo da Vinci
en el hombre de ciencia del Renacimiento.
Tras la publicación de la primera interpretación de los Códices de Madrid I y II, ocultos al mundo durante 150 años por una confusión, el Instituto de la Ingeniería de España organizó una jornada internacional sobre el genio italiano para dibujar su faceta de ingeniero e indagar sobre los últimos descubrimientos que han posibilitado estos tratados.
Ballestas, escaleras de asalto, catapultas, cañones de vapor, barco a palas, puentes portátiles, sierras hidráulicas... Leonardo da Vinci fue pintor, escultor, y un sinfín de profesiones más, aunque una de ellas destacó sobre las demás por su carácter visionario: la ingenería. El I.I.E. homenajeó al ingeniero renacentista con motivo de la publicación de la primera edición crítica completa realizada hasta hoy de los dos códices vincinianos que alberga la Biblioteca Nacional y que han estado ocultos a los ojos del hombre durante 150 años por un mero error de catalogación.

Y es que Leonardo fue un ingeniero “universal”, en palabras de otro ingeniero, Fernando Torres Leza, de la Universidad de Zaragoza, quien aseguró que “la obra, el método y el resultado de Leonardo da Vinci sigue siendo un buen modelo para el joven ingeniero”. Como colofón a esta jornada, el IIE ha organizado la exposición “Mecanismos preelectrónicos de Leonardo”, que se puede visitar estos días en la sede del Instituto. El departamento de Diseño y Fabricación de la Universidad de Zaragoza, con el profesor Torres Leza a la cabeza, se ha encargado de la realización de maquetas de 15 mecanismos de conversión de movimientos.