sábado, 27 de marzo de 2010

EDUCACION y DEMOCRACIA




EDUCACION Y DEMOCRACIA
por Enrique Luis Liccardi Sañudo


La Equidad es un postulado de la justicia y del derecho. Aristóteles creía que lo equitativo y lo justo eran una misma cosa, no obstante, ponderaba lo primero. En el ámbito educativo, no podemos apartar equidad de calidad de la educación y de igualdad de oportunidades. A esto se le suma el componente social que conlleva la justicia social.

Estos conceptos fueron utilizados oportunamente por las políticas públicas educativas ejecutadas quizás, con la sana intención de garantizar la igualdad de oportunidades de acceso a los sistemas de educación. Pero la realidad nos muestra el fracaso de la implementación de aquellas en detrimento de la población escolar primero y en forma redundante en las familias después.

La Eficiencia es la utilización de los recursos disponibles (humanos, tecnológicos, de saberes, conocimientos, científicos, financieros, etc.) para la obtención de los resultados buscados logrando la meta propuesta.
Las políticas educativas en nuestro país tienen una amplia experiencia pero también problemas irresueltos y deudas de largo tiempo. Pensar una escuela democrática para hoy implica poder avanzar en desarrollar formas de igualdad regional, de género, de distintos sectores sociales, de diversidad cultural, y otras. También requiere de una conformación plural, que pueda albergar diferentes perspectivas e intereses, que enriquezcan lo que nos pertenece como patrimonio. Desarrollar un sistema educativo democrático implicará un Estado activo que articule la justicia social fundada en la búsqueda de la igualdad y la pluralidad.

Hoy asistimos a una sociedad en constante conflicto, una sociedad plagada de incertidumbres, que nos da la pauta de la crisis social ó crisis de valores y hasta crisis moral que sufrimos. La crisis en la sociedad, tiene como principal protagonista para solucionar la misma, a la educación.
La educación deberá transmitir a todos los individuos las pautas, normas, reglas y demás caracteres sociales para que estos logren la transformación necesaria, para que se logre el cambio social, para que estas generaciones se encaucen en un camino seguro, lejos de peligros, plagado de normas y valores, cimientos fundamentales para la cohesión social.
La educación debe crear seres críticos y reflexivos y no promulgar una simple reproducción, que será el resultado de una única educación. Debemos comprender que la educación es un acto de amor y por lo tanto un acto de valor.

La educación es una función social, y por eso el Estado Democrático no puede desinteresarse de ésta. La educación debe estar íntimamente relacionada a los intereses del Estado, porque es éste quien debe impulsar los principios esenciales: respeto a la razón, a la ciencia, a las ideas y a los sentimientos que están en la base de la moral democrática.
Por último, ninguno de los objetivos propuestos podrá alcanzarse si la educación sigue siendo administrada por la política y las burocracias, donde la ineficiencia, la ineptitud y la ineficacia son el modus operandi. Por ello es que la intervención del estado debe limitarse a proveer solamente el marco legal para que el sistema de financiamiento asegure la igualdad de oportunidades educativas. El tema crucial en la nueva arquitectura es que la administración del sistema educativo se separe de la política y quede en manos de entes independientes.
También se requiere una mayor participación de las familias, la creación de foros de jóvenes, dentro de la misma línea, suprimir la gratuidad terciaria y universitaria, creación de un sistema de préstamos y becas, esto orientado a mejorar la educación, y a la vez conformando un proyecto de reforma del sistema educativo.
Educando ayudamos a construir nuestro futuro