lunes, 16 de agosto de 2010

Simplemente JOSE de SAN MARTÍN

José Francisco de SAN MARTIN
1850-- 17 DE AGOSTO – 2010
Conmemoración a 160 AÑOS de su fallecimiento

Por Enrique Luis Liccardi Sañudo
José Francisco de San Martín nació el 25 de febrero de 1778 en el pueblito de Yapeyú que pertenecía al Virreinato del Río de la Plata. El Virreinato estaba formado por lo que hoy es la República de Bolivia, la República Oriental del Uruguay, la República del Paraguay y la República Argentina.
José de San Martín no era argentino; no lo podía ser porque había nacido 32 años antes de la Revolución de Mayo, tampoco era criollo; estudió en el Real Seminario de Nobles de Málaga, España. Tenía cinco años cuando fue llevado a la península española. Allá se convirtió en militar y durante 22 años luchó por España contra los franceses. Se gradúa de Teniente Coronel en Artillería, se retira y viaja en 1812hacia Buenos Aires en la fragata inglesa George Canning. Para ese entonces, Inglaterra ya había invadido las Malvinas.

Organiza el escuadrón de caballería llamado Regimiento de Granaderos a Caballo. Y en 1813 tienen su primera acción militar en el combate de San Lorenzo. Esta batalla fue fundamental para la revolución que se había gestado, fue el primer combate por la independencia librado por un regimiento profesional adiestrado en los últimos adelantos de la guerra europea. La batalla de San Lorenzo fue la primera que libró el Regimiento de los Granaderos creado por San Martín, el único que cuenta con una marcha alusiva que detalla sus momentos y que está en la memoria de los argentinos de todas las edades. Sabemos poco de los acontecimientos y alternativas de las batallas de Chacabuco, de Cancha Rayada y de Maipú.
Pero nadie olvida el día aquel que, cuando Febo se asomaba sus rayos iluminaban el histórico convento de San Carlos y que tras esos muros casi ni se escuchaba el ruido de los corceles y las espadas de los granaderos. Cuando ese 3 de febrero de 1813 el clarín sonó estridente y se escuchó una sola voz, la del Gran Jefe que ordenó “a la carga” a sus 125 granaderos, estaba naciendo el San Martín histórico. Los 250 españoles avanzaban confiados a paso redoblado para saquear el lugar en busca de alimentos con su rojo pabellón cuando fueron sorprendidos por los granaderos. Una bala tumbó el caballo del coronel San Martín quedando éste aprisionado por el animal, un soldado realista estuvo a punto de incrustarle su bayoneta a San Martín, pero recibió un lanzazo del granadero Juan Bautista Baigorria. Mientras tanto el heroico soldado Juan Bautista Cabral liberó a San Martín del caballo que lo aplastaba recibiendo un balazo en lugar de él, entrando en la inmortalidad. El combate continuó varios minutos, hasta que llegaron los refuerzos del capitán Justo Germán Bermúdez, lo que decidió la victoria para los patriotas. Los españoles huyeron dejando en el campo muertos, heridos y prisioneros.


El gobierno lo designa Jefe del Ejército del Perú, más adelante se reúne con Belgrano en Salta (en la posta de Yatasto), posteriormente es nombrado gobernador de Cuyo, el 9 de Julio de 1816 se declara la Independencia en Tucumán, luego es ascendido a general en jefe del ejército de los Andes. Desde la ciudad de Mendoza inició el plan para la liberación definitiva de Sudamérica: tras crear al Ejército de los Andes cruzó con el mismo la cordillera y liberó Chile, en las batallas de Maipú y Chacabuco.
Tomando bajo su control los barcos chilenos, atacó el centro del poder español en Sudamérica, en la ciudad de Lima, que declaró su independencia en 1821. Se encontró en Guayaquil con Simón Bolívar, y tras dicha entrevista le cedió su ejército y la meta de finalizar la liberación del Perú.
Junto con Bolívar es considerado el libertador más importante de Sudamérica. En la Argentina se lo reconoce como el Padre de la Patria y se lo considera un héroe y prócer nacional. En el Perú, se lo reconoce como libertador de aquel país, con los títulos de «Fundador de la Libertad del Perú», «Fundador de la República» y «Generalísimo de las Armas». En Chile su ejército le reconoce el grado de Capitán General. En América se lo llama El Santo de la Espada.
San Martín estaba convencido de que la educación era la forma más profunda de soberanía. Decía que la educación era más poderosa que un ejército para defender la independencia.
En su testamento pidió que su sable corvo favorito, el de las batallas de Chacabuco y Maipú, fuera entregado al gobernador porteño Juan Manuel de Rosas, «como una prueba de la satisfacción que, como argentino, he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla».

Para la historia que ha llegado a nuestros días, la vida pública del Libertador San Martín termina en 1822 con su retiro del Perú. Pero dos años más tarde lo encontramos en Inglaterra cumpliendo un plan secreto cuyo objetivo central era consolidar la independencia de Sudamérica. El Libertador reaparece como un gran político, que prefiere resolver los conflictos sin recurrir a la violencia, pero que debe enfrentar críticas, celos, ataques, difamaciones y complots.
San Martín residía en Europa, hasta que el 17 de agosto de 1850, en la localidad de Boulogne-sur-Mer, fallecía el Gran Capitán. Murió pobre, desmintiendo a quienes lo acusaban de haberse robado el tesoro del Perú. En 1880, los restos de San Martín llegaron a Buenos Aires y fueron puestos en una cripta especialmente diseñada, en la Catedral.