viernes, 19 de septiembre de 2008

Velocidad y Poder en China

La toma aérea era melodramática. Una casa pequeña al centro de un foso de tierra excavada de diecisiete metros de diámetro y diez metros de profundidad en una manzana lista para recibir los cimientos de un futuro centro comercial. Alrededor, edificios. En la azotea de la vivienda, una bandera china. Doscientas setenta viviendas ya habían sido demolidas en la misma manzana, faltaba sólo esta. Le decían -la casa clavo de Chongqing-. La imagen abarrotó la prensa internacional, los propietarios Wu Ping y Yang Wu se volvieron famosos. Luego de tres años de negarse a ser desalojados, los dueños cedieron a las presiones, tanto de los constructores como del gobierno, y fueron reubicados en una vivienda de similar tamaño en el distrito de Shapingba, a las afueras de la ciudad. Al día siguiente la vivienda fue demolida. El orden establecido siguió su curso. El gesto de los propietarios dejaba la misma sensación de heroísmo desesperado e inútil que la de aquel hombre que intentaba detener a los tanques cerca de Tiananmén en 1989. La impotencia de estos actos hace evidente que cuando China se propone dar cualquier gran salto hacia adelante no hay quien se lo impida. Lo han ensayado por milenios. Lo seguirán haciendo.
Los planes urbanos y las intervenciones arquitectónicas chinos han estado siempre ligados a la verticalidad del poder. Existe una continuidad histórica entre la creación de la Ciudad Prohibida y la Arquitectura contemporánea que en la actualidad ha surgido en China. ( Sep 2008)


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