martes, 3 de noviembre de 2009

Las NIEVES del KILIMANJARO

Las nieves del Kilimanjaro se derretirán
en menos de 20 años
El hielo de la montaña más alta de África podría derretirse en
un plazo de 13 a 20 años, este destino el Kilimanjaro lo comparte con
otros glaciares del continente, según un estudio.
Un grupo de investigadores de Estados Unidos señalaron
que los glaciares del Kilimanjaro, -el volcán cubierto por nieve de Tanzania-
que atraen a 40.000 visitantes al año, podrían desaparecer.
"Hay una fuerte posibilidad de que los campos de hielo desaparezcan en una década o dos, si las condiciones actuales permanecen", dice el informe publicado por la revista Proceedings National Academy of Sciences (PNAS).
La investigación explica que esto se produce por las temperaturas más cálidas,
provocadas por el cambio climático y a las condiciones más secas, con menos nubes que en el pasado. "Las condiciones climatológicas que actualmente conducen a la pérdida de los hielos del Kilimanjaro son claramente únicas en una perspectiva de 11.700 años", se dice en el estudio que insiste en que la montaña perdió el 26% de su cobertura de hielo entre 2000 y 2007.
A 5.896 metros de altura, el Kilimanjaro es una de las mayores atracciones turísticas de este país del este de África, ya que ofrece a los turistas una mezcla de un ambiente tropical y otro ambiente glaciar en sólo cinco días de escalada. La pérdida de los glaciares tendrá un impacto negativo en el este tropical de África.

Hogar de elefantes, leopardos, búfalos y jirafas, además de grandes vistas del Valle Rift, el Kilimanjaro es conocido como "el techo de África" y fue escalado por primera vez por un europeo, Hans Meyer, hace 120 años.
Aunque su cresta Kibo se eleva por encima de las nubes, puede ser alcanzado con poco más que un bastón y algunos jadeos.

"La pérdida de los glaciares es un indicador del cambio climático que ocurre en esta región, que no sólo impacta a los glaciares en la cumbre, sino a los patrones climáticos que llevan la lluvia a las laderas bajas".

“El 85% del hielo que cubría la montaña en 1912 había desaparecido en 2007, y el 26% del que había en el año 2000 ya no sigue allí”, explica Lonnie Thompson, autor principal de la investigación, catedrático de ciencias de la tierra de la Universidad Estatal de Ohio (EEUU) e investigador del Centro Byrd de Investigación Polar. El paleoclimatólogo y sus compañeros confirman así con una serie de datos la rápida pérdida de hielo en la cumbre de la montaña más alta de África.

Otra prueba del veloz deshielo es, según el investigador, la señal radioactiva que marcaba las pruebas atómicas “Ivy” de 1951 a 1952 y que fue detectada en el año 2000 a 1,6 metros bajo la superficie del hielo del Kilimanjaro. “Esta señal ya se ha perdido, y se calcula que faltan 2,5 metros de la parte superior de la actual capa de hielo”, indica Thompson. Las partes superiores de las capas de hielo norte y sur de la cumbre del Kilimanjaro han bajado 1,9 metros y 5,1 metros, respectivamente. El glaciar más pequeño Furtwängler, que se estaba derritiendo y llenando de agua en 2000, cuando se tomó la muestra, ha perdido el 50% de su espesor entre los años 2000 y 2009. “Ha perdido la mitad de su grosor. Llegará un año en el que Furtwängler estará ahí y, al año siguiente, habrá desaparecido. ¡Se habrá derretido por completo!”, manifiesta Thompson. Ya en 2000 el equipo extrajo seis testigos de sondeo de la capa de hielo del Kilimanjaro y lo publicó en la revista Science dos años después. Los datos más recientes se comparan con ese trabajo. “Los cambios que se están produciendo en el monte Kilimanjaro son idénticos a los del monte Kenia y las montañas Rwenzori, en África, y también a los de los glaciares tropicales de las zonas altas de los Andes suramericanos y el Himalaya”, apunta Thompson. El hecho de que tantos glaciares de las zonas tropicales y subtropicales de todo el planeta estén respondiendo de manera similar indica que hay una causa común subyacente, asevera el paleoclimatólogo. “El aumento de las temperaturas en las proximidades de la superficie terrestre, unido a unos aumentos aún mayores en la troposfera tropical media y alta, hecho que se ha documentado en las últimas décadas, explicaría al menos en parte la similitud generalizada observada en el comportamiento de los glaciares”, concluye Thompson.

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