sábado, 21 de marzo de 2009

Academia de las Ciencias

Los museos de todo el planeta optan por el camino verde,
-apuestan por el medio ambiente-.
La moda de que los arquitectos piensen en verde en el momento
de planificar un edificio está dejando de ser pasajera
para convertirse en prioritaria.
Ahora ha sido el estudio de Pritzker Renzo Piano con la colaboración de
Stantec Arquitecture de San Francisco los encargados de firmar
el museo más ecológico del mundo, al menos, de este momento.
Se trata de la nueva sede de la Academia de las Ciencias de California de EEUU,
ubicada en pleno parque Golden Gate.

Ha sido diseñado por el célebre arquitecto italiano Renzo Piano, cuyas obras incluyen el histórico museo de arte moderno Centro Pompidou en París. Tras cinco años diseñando sobre el papel los proyectos del ecomuseo, en el 2005, se iniciaban las obras de construcción eligiendo como ubicación el mismo lugar que ocupa el parque Golden Gate.
Una de las primeras acciones fue la demolición de hasta 11 edificios construidos entre 1916 y 1976. De la antigua Academia se han mantenido, con ciertas modificaciones y como memoria y vínculo con el pasado, el Salón de la entrada del Steinhart Aquarium. Para el actual museo, el cuidado del medioambiente empezó con la elección de los materiales, primero, minimizando la cantidad y, después, eligiéndolos ecológicos, básicamente, piedra caliza, vidrio extra blanco y hormigón. También los hay reciclados, algunos tan curiosos como el algodón obtenido de pantalones vaqueros que forman parte de los muros como aislamiento acústico. El edificio es bioclimático. Está orientado para aprovechar al máximo la luz diurna [hasta un 90% de las necesidades] y las posibilidades de ventilación y climatización natural. Tampoco hay casi colores en su decoración, creando un entorno neutro y con luz.
No hay prácticamente en ninguna zona aire acondicionado, ya que distintos elementos constructivos facilitan la salida de aire caliente a la vez que refrescan el ambiente. Por ejemplo, el suelo de hormigón está conformado por cientos de tubos embebidos que llevan agua caliente para climatizar el espacio.

Todo el edificio se ha construido teniendo como eje central un patio o plaza central. Adyacentes se localizan el Planetario y la Cúpula de la Biosfera que, junto al Steinhart Aquarium, resumen los elementos de la Academia: espacio, Tierra y océanos. La ausencia de luz en el sótano es lo que ha animado a colocar en ese lugar el acuario. Sobre todo ello se sitúa en un techo ondulado que unifica formalmente el edificio. En él se encuentran las principales soluciones medioambientales. Por un lado, tiene distintas compuertas y tragaluces que se abren y se cierran para distribuir el aire de forma uniforme, así como para aprovechar las distintas situaciones climatológicas de sol y lluvia. Por otro, no hay techo. Al menos, lo que consideramos un techo típico. Sus 10,000 m2 están totalmente ajardinados con plantas nativas resistentes a la sequía. En él se acumula el agua de la lluvia para su reutilización consiguiendo también un efecto refrescante para toda la Academia. Esta alfombra favorece un ambiente 10º más fresco que si se hubiese instalado un techo normal, reduciendo las necesidades de calefacción y refrigeración.

Las plantas también transforman el dióxido de carbono en oxígeno, aportando su granito de arena a la disminución de CO2 vertido a la atmósfera. Para que no resbalasen las distintas especies y el bono del techo, Piano ha integrado una solución patentada llamada BioTray, algo así como contenedores vegetales biodegradables, unos 50,000 que mantienen fija esta cubierta verde y que logran que las raíces acaben formando un verdadero manto aislante.

Bajo el verde techo, los visitantes encuentran el museo de historia natural, un planetario, un bosque lluvioso con aves de todas las especies, un arrecife de coral habitados por más de 4,000 especies de peces y un acuario de agua salada bombeada desde el Océano Pacífico.

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