sábado, 24 de mayo de 2008

MALVINAS, la trama oficial.

En uno de los mejores restaurantes londinenses durante 1966, almorzaban dos autoridades del Foreign Office, Henry Holher y Robin Edmonds con Carlos Ortiz de Rosas embajador interino de la Argentina en Londres. Al terminar los postres y cuando nadie quedaba en el restaurante comentaron a nuestro embajador un tema que consideraban estrictamente confidencial y que de trascender de esa reunión, ellos negarían todo.
El tema tratado fue el futuro de Malvinas.

Luego de una amplia introducción, Holher sostuvo que a raíz de las nuevas armas misilìsticas intercontinentales, las islas habían perdido importancia estratégica para la marina británica y que su proximidad geográfica con el continente argentino, tarde o temprano la integrarían a nuestro país. Para facilitar esa eventualidad, expresó Holher, creía conveniente que la Argentina hiciera esfuerzos para conquistar los corazones y la mente de los isleños, pues ello facilitaría la solución al problema, ya que el gobierno británico no podía renunciar a las islas si los habitantes se rehusaban a tener relaciones con la Argentina.

El 1º de Julio de 1971, se suscribió el Acuerdo para las Comunicaciones. En éste se establecían comunicaciones permanentes entre las Malvinas y el territorio continental; el pasaporte fue sustituido por un documento que emitían por igual las autoridades argentinas e inglesas; la Fuerza Aérea Argentina construyó una pista de aterrizaje; Lade, Líneas Aéreas del Estado operaba dos vuelos por semana; YPF se radicó en las islas abasteciendo de combustible; se proporcionó asistencia médica a los isleños en el Hospital Británico de Capital Federal; los niños malvinenses estudiaron becados en los colegios de habla inglesa de Capital. En síntesis, las islas pasaron a depender de Argentina, constituyendo un avance para nuestros objetivos.

En tres años, cerca de 1600 personas viajaron desde y hacia Malvinas sin inconveniente alguno.
El Acuerdo, había permitido mantener un óptimo clima político entre los dos países.
El 11 de Junio de 1974, la Embajada del Reino Unido en nuestro país, actuando por instrucciones de su gobierno le presentó un “bout de papier” al entonces canciller Alberto Vignes en el que proponían comenzar a discutir las salvaguardias y garantías que se les otorgaría a los isleños en la eventualidad de un condominio sobre las Islas Malvinas.
La finalidad era resolver la disputa sobre la base de una soberanía compartida con la Argentina con la conclusión de un tratado que permitiese que los isleños se desarrollen de acuerdo a sus intereses.

Durante la vigencia del tratado, figurarían los siguientes elementos: las banderas de ambos países flamearían una al lado de la otra y los idiomas serían el inglés y el castellano; los nativos de las islas tendrían doble nacionalidad; los pasaportes de la colonia serían reemplazados por documentos de viaje emitidos por los condóminos; la constitución, administración y el sistema legal serían adaptados a las necesidades del condominio; y por último, el gobernador sería designado alternativamente por la Reina y el Presidente de Argentina. La nota de Gran Bretaña, agregaba que los Consejos Ejecutivo y Legislativo no tenían inconveniente en que el gobierno argentino analizara y examinara todo lo referente a las garantías. Es decir, que los isleños prestaban su conformidad.

Después de transmitirle el “bout de papier”, el presidente Perón le expresó al ministro Vignes :
“Es muy conveniente. Hay que aceptarla. Una vez que pongamos pie en las Malvinas, no nos saca nadie y tiempo después tendremos la soberanía plena”.
Pero la fatalidad se interpuso. Pocos días después, fallecía el General Perón. Su viuda y presidente en la sucesión, no creyó tener el poder suficiente para convencer a la opinión pública de aceptar el ofrecimiento del gobierno inglés.
Ante ello, Gran Bretaña decidió retirarlo. Con el condominio, Londres estaba dispuesto a reconocerle a la Argentina.-al menos parcialmente-, derechos de soberanía.

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