domingo, 13 de diciembre de 2009

TAWA HALLAE, un dinosaurio

EL DINOSAURIO ENCONTRADO PERMITE ANALIZAR SU EVOLUCIÓN
Paleontólogos estadounidenses presentan en el último número de Science los fósiles de un nuevo dinosaurio, Tawa hallae, de unos 220 millones de años de antigüedad y que podría dar más información sobre los primeros años de la evolución de los dinosaurios. El esqueleto de Tawa, de los más completos y mejor conservados del periodo Triásico (hace entre 251 y 199 millones de años), apoya la hipótesis de que los dinosaurios se originaron en América del Sur.

Cuando los dinosaurios surgieron durante el Triásico vivían en Pangea, una masa de tierra unificada que se rompía en dos continentes. Según el equipo de investigación americano que ha estudiado los fósiles del nuevo dinosaurio bípedo y carnívoro, Tawa hallae, descubierto en 2004 en Ghost Ranch (Nuevo México), los dinosaurios se originaron en América del Sur y a partir de ese momento se diferenciaron en tres grupos (ornitisquios, saurópodos y terópodos) y se dispersaron por el mundo.
“Tawa nos abre una nueva ventana en la evolución temprana de los dinosaurios; aporta información sobre la relación existente entre los primeros dinosaurios, y revela cómo se extendieron por el globo. También nos facilita nuevas pistas sobre la evolución y sus características”, explica Sterling Nesbitt, autor principal e investigador en la Universidad de Texas de Austin (EEUU).
Según el estudio que se publica en Science, Tawa posee rasgos de sus contemporáneos y otros que no habían aparecido, por lo que se trata de un descubrimiento que ayuda a unificar a los dinosaurios triásicos carnívoros en un mismo grupo: los terópodos, en el que también se han incluido al Tiranosaurio rex, y más recientemente a las aves. Nesbitt y sus colegas de otros centros estadounidenses encontraron tres carnívoros diferentes, pero relacionados, en los lechos triásicos tardíos con abundancia de fósiles. El hallazgo implica que cada uno descendía de un linaje diferente antes de su llegada a Norteamérica y no habían evolucionado de un ancestro común local. Además de Tawa, los investigadores encontraron fósiles de un dinosaurio carnívoro relacionado con el Coelofisis, común en esta región, y fósiles de otra especie carnívora asociada al Herrerasaurio, que vivió en Sudamérica.
“Si hay continentes que se están separando, hay un aislamiento; por eso cuando existen barreras, podrías esperar que la existencia de dinosaurios carnívoros en una región viniera dada por una radiación endémica cercana, algo similar a lo que ocurrió con los pinzones de Darwin. Pero eso no lo vemos en la evolución temprana de los dinosaurios”, declara el paleontólogo americano.


Los huesos de Tawa, de entre dos y cuatro metros, muestran características comunes con estos dos carnívoros contemporáneos, así como rasgos que no se han encontrado en ninguno de los dos, lo que implicaba linajes separados. Al contrario de muchos terópodos, el linaje de Tawa no nos lleva directamente a las aves.
“Tawa parece mostrar que los tres grupos se separaron los unos de los otros tan pronto como evolucionaron, aunque los paleontólogos no han encontrado aún un ejemplo concreto de ningún dinosaurio antes de la diferenciación”, señala Nesbitt. De este modo, el equipo no solo describe el nuevo dinosaurio, sino que lo hace coincidir en el periodo evolutivo con otros terópodos conocidos.
“Nuestro análisis biogeográfico muestra que la dispersión de los dinosaurios más tempranos ocurrió durante el Triásico, y los múltiples terópodos hallados demuestran claramente este patrón”, manifiesta Alan Turner, otro de los autores e investigador en la Universidad de Stony Brook (EEUU). “Pensamos que los dinosaurios más tempranos de Sudamérica llegaron a Norteamérica al menos en tres momentos separados. No sabemos porqué los saurópodos no habitaron Norteamérica, aunque parece que llegaron a estas tierras y algo les impidió permanecer”, añade Turner.
Según los investigadores, los fósiles de Tawa llenan el vacío morfológico, provocado por una colección incompleta de fósiles. Uno de los vacíos morfológicos más significativos se encuentra entre los Herrerasaurios y los animales más semejantes a las aves, como el Coleofisis. Tawa encaja perfectamente entre ambos grupos.
“No es un eslabón perdido, evolucionó en su propio linaje, manteniendo características de los Herrerasaurios que pensábamos que eran más primitivos, y rasgos de terópodos indiscutibles, incluidas las aves, como la presencia de bolsas de aire rodeando el cráneo y cuello”, apunta Nesbitt.

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