La ciudad de La Oroya está ubicada a 175 kilómetros de Lima, en Perú.
Encajonada en un valle andino, sin vegetación y castigada por el frío, La Oroya es sede de la principal fundición metalúrgica del país. La ciudad tiene 33 mil habitantes y en el lugar no hay ni basura o barro: es un municipio más limpio y ordenado que el promedio de la zona andina.
La contaminación es casi invisible: está en el aire, allì flotan micropartículas de plomo, sulfuro, arsénico, cadmio y otros componentes altamente tóxicos. Todo asciende al cielo desde la enorme e incansable chimenea de la fundición.



La empresa estadounidense Doe Run, que opera la enorme fundición, produce cobre, zinc y plomo. Y es la principal proveedora de empleos –directos e indirectos- de la ciudad. Sus directivos no niegan la gravedad del problema. Pero dicen que la llamada "contaminación histórica" es anterior a su llegada al lugar, en 2003. Y afirman que están haciendo "esfuerzos" para mejorar el ambiente en la zona
No hay comentarios:
Publicar un comentario