Veinte satèlites podràn detectar los terremotos
Su tecnología permite detectar las señales electromagnéticas que producen los movimientos tectónicos a travès de su impacto en la ionosfera.
Para el año 2010, veinte satélites de vigilancia podrían estar orbitando la Tierra en busca de señales electromagnéticas que permitan alertar con tiempo la inminencia de un gran terremoto. Esta teoría aùn no está suficientemente demostrada, pero en caso de ser cierta anticiparà un gran terremoto con 10 a 15 dìas de anticipación, lo que podría evitar catástrofes humanitarias como la recientemente ocurrida en China.
La ionosfera permite que la atmósfera superior refleje las ondas de radio emitidas desde la superficie terrestre posibilitando que éstas puedan viajar grandes distancias sobre la Tierra, gracias a las partículas de iones (cargadas de electricidad) presentes en esta capa. Los científicos explican al respecto que las rocas subterráneas sometidas a una fuerte presión y a un calor intenso contienen cristales conductores de la electricidad, así como subproductos del oxígeno. Cuando se acerca un sísmo, la presión de las rocas aumenta, y se producen reacciones químicas que modifican las moléculas de oxígeno. Esto da lugar a la creación de un campo eléctrico cargado positivamente, que irradia en la superficie terrestre y que puede ser detectado por las cámaras infrarrojas que estarían situadas en los satélites, en un período de tiempo estimado entre una y dos semanas antes de que ocurra un sísmo importante.
Estos satélites crearìan un sistema de alerta temprano que avisarìan con 15 dìas de antelación cualquier terremoto que se vaya a producir en el mundo, y de esta forma salvar quizás miles de vidas.
Los sistemas actuales de detección de terremotos pueden avisar, como mucho, con algunas horas de antelación de la inminencia de un gran movimiento de tierra. Además, son propicios a generar falsas alarmas. Pero, aunque la idea parece prometedora, resulta sin embargo controvertida, ya que diversos geólogos se muestran escépticos. Tal y como publicó The Wall Street Journal, científicos como Mike Blanpied, del Geological Hazards Program de Estados Unidos, advierte que esta teoría está todavía en el terreno de la especulación. Stepehn Park, geofísico de la Universidad de California, afirmó por su parte que las señales magnéticas se producen regularmente y que efectivamente se están intentando atribuir a los terremotos, pero sólo de manera retrospectiva.
A pesar de las voces en contra, el caso es que, a principios de mayo, los satélites registraron imágenes infrarrojo de la Tierra en las que notaron patrones anómalos en un área concreta: el sudoeste de China.
Uno de estos científicos, Dimitri Ouzounov, que trabaja en la NASA y en la Universidad George Mason, envió entonces un e-mail a sus colegas señalando que algo estaba ocurriendo en la provincia de Sichuan.
El científico Friedemann Freund, geofísico de la NASA y principal creador de la teoría de los campos magnéticos detectables desde los satélites, asegura que esta detección precoz del terremoto de Sichuan confirma que dicha teoría tiene fundamento: los terremotos son de hecho la culminación de un proceso físico que puede ser registrado a veces más de una semana antes de que se produzca el movimiento sísmico principal. Explica al respecto que las rocas subterráneas, sometidas a gran presión cuando se produce el movimiento de las placas tectónicas, se convierten en algo parecido a una batería. Las corrientes eléctricas resultantes de estos movimientos pueden viajar por la Tierra a lo largo de muchos kilómetros.
Las imágenes infrarrojas observadas por la NASA a principios de mayo, por ejemplo, fueron detectadas a cientos de kilómetros del epicentro del terremoto de Sichuan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario